La tracción es una técnica terapéutica empleada para estabilizar heridas en el sistema musculoesquelético, sobretodo en el cuello y la columna. Esto ayuda a estabilizar heridas discales y permite que la columna sane sin tener que sujetarse a sí misma. Hay técnicas de movilización manuales y mecánicas para dedicarse a la columna cervical.
El propósito principal de la tracción es aplicar fuerza y «distraer» o separar segmentos de la columna cervical y lumbar (la parte baja de la columna). El uso de tracción ha surgido en los últimos años porque mucho del trabajo que consigue la tracción ocurre cuando el paciente está en posición supina y la gravedad tiende a eliminar la separación que la tracción creó. De todas maneras, hay tracción manual y mecánica que puede aplicarse en la columna cervical, que es una porción de la columna que comienza en la parte inferior de la cabeza y para en el punto donde el cuello se encuentra con los hombros.
La tracción cervical ayuda a la gente que tiene problemas con sus discos en la columna cervical. La tracción manual debería preceder a cualquier tracción mecánica. El paciente yace en una mesa acolchada mientras el médico aplica fuerza a la parte baja del cuello. Es una técnica de masaje que alivia la presión en los nervios espinales. Puedes enfocar esta técnica en la parte baja del cuello flexionándolo 30 grados. Los médicos usarán este tipo de tracción manual si resulta un alivio del dolor. Sin embargo, a pesar del alivio que pueda ofrecer, la tracción manual no cambia realmente la estructura de la columna. Puede limitar los espasmos musculares y la tensión.
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